miércoles, 27 de mayo de 2009

CARTA-DISCULPA DE JORGE MARTÍNEZ DE PACO

Tras solicitarle a Jorge un prólogo para éste mi tercer libro de poesía, creí oportuno incluirlo en una peculiar terna de presentadores -los otros dos fueron mi amigo el poeta José F. Kosta y un ex alumno, Antonio Guillamón, que en aquel entonces cursaba primero de Filosofía-, para intervenir en un acto que tuvo lugar el 24 de junio de 1999, en una sala de la Facultad de Letras de la Universidad de Murcia. Estos párrafos, enviados a modo de disculpa por su ausencia, los leí yo mismo para el correoso grupo de familiares, amigos y curiosos que quisieron acompañarme en aquel trance. Mi sorpresa, ulterior, ha sido hallar copia íntegra de la carta, naturalmente sin fecha, entre sus escritos póstumos.

Mi querido Poeta:
La semana pasada recibí tres ejemplares de tu libro Necedarius, viceversas, etc., uno de los cuales tengo ahora al alcance de mi mano; y recibí con ellos, en folio anexo, tu escueta propuesta para intervenir con otro par de incautos, a modo de presentador o algo así, en un acto público que, según me avanzas, tendrá lugar y hora la noche del 24 en Murcia, en alguna sala o aula de su universidad. En fin, muchas gracias por haberme elegido para prologar tus versos y muchas gracias, cómo no, por los tres ejemplares. Pero ahora viene el pero...
Mi querido amigo, ya es bastante que hayas sacado a la luz de la actualidad un libro de poesía inactual, un libro extemporáneo, fuera de toda órbita en el estrecho margen que le conceden al artista los que se llaman entendidos; ya es bastante que tú o tus editores lo distribuyáis como pan recién sacado del horno entre las gentes y los ambientes literarios de la ciudad o la provincia que tú y ellos habitáis; ya es bastante que pretendas -legítimamente, sí, pero también ingenuamente- que lo lean y lo asimilen y lo aprovechen como es debido los contados lectores de poesía que están llamados a disfrutar de este libro complejo, complicado y, si me lo permites, genuino.
Ya está bien con todo eso, mi querido Poeta. Y sin embargo tú no te conformas, y ahora organizas o dejas que te organicen una reunión vespertina irrelevante -poéticamente irrelevante, no te ofendas- a la que, con un poco de suerte, tal vez acudirán dos docenas de conocidos y parientes, y quizás también algún merodeador ocasional, de esos que no saben qué hacer con su tiempo un triste jueves de junio por la tarde. Y, claro, el resultado es que a tus fieles amigos los importunas con el compromiso de tener que acudir para que la sala no se quede vacía; y a tus enemigos -que, según me insinúas en la tuya, ya se adivinan, se muestran y se agrupan- les abonas el horizonte de nuevos odios y de nuevas envidias, de forma que después de este libro que ellos no sabrán leer y después de este acto irrelevante al que no sé si alguno asistirá, siquiera de incógnito, serán aún más enemigos tuyos de lo que ya lo eran. (Pero no te preocupes tú, querido Poeta; entre paréntesis te digo que no hay nada más pueril y vomitivo que el querer convertir la amistad o la enemistad en una suerte de criterio estético, porque quienes eso hacen llevan, como se dice, la penitencia en el pecado).
Así que, Poeta, con esto no contentas a nadie. Y, si me quieres hacer caso, da marcha atrás, anula la presentación de este libro y de cuantos escribas y publiques, y dedícate a cosas de más provecho: por ejemplo, relee las
Meditaciones de Marco Aurelio o las Cartas de Rilke, y aprende a valorarte y a valorar tus versos sin que medie en tu criterio el beneplácito ni la animadversión de nadie. O relee a Nietzsche, el Ecce Homo por ejemplo.
En cuanto a tu libro, no tengo que desearle suerte, porque está ahí, aquí, lo toco con mis manos y percibo claramente en él los signos de lo duradero. La suma de sus lectores no mejora ni empeora la obra hecha y acabada. Por tanto, despreocúpate, y, a partir de ahora, no cedas a la frivolidad de defenderlo en ningún foro, porque, como siempre digo, ya él sabrá defenderse por sí solo, no de la incomprensión, no de quienes no lo alcanzan ni lo gozan, mas sí de los necios -escribió un Machado hermano de Manuel- que desprecian cuanto ignoran.
En fin, discúlpame si no os acompaño a ti y a tus amiguetes la noche del 24, en Murcia, pero debes comprender que a mi edad sería un despropósito, si no una falta de respeto, convertirme en cómplice co-protagonista de un suceso del que desconfío por principio.
Muy cordialmente, tu amigo y lector.

JORGE





lunes, 11 de mayo de 2009

TERCERA ENTREGA

El siguiente texto lo leí en Murcia, en una sala de su universidad pública, la tarde del 24 de Junio de 1999, a modo de presentación de éste mi tercer libro de poesía, Necedarius, viceversas, etc. En aquel acto quise que intervinieran tres piezas nada convencionales: mi ex alumno Antonio Guillamón, que entonces cursaba 1º curso de Filosofía; Jose F. Kosta, rimbaudiano poeta que vivió y vive apartado de estas frivolidades; y el malogrado Jorge Martínez de Paco, fino prologuista, que sin embargo declinó acompañarnos físicamente, pero que sí me remitió unas palabras a las que yo mismo puse voz.
La peripecia editorial y poseditorial de este libro merecería ser relatada con detenimiento, pero se me han extraviado las energías que otras veces derroché en causas perdidas, así que no creo que caiga en esa tentación. Sí diré que la edición del Aula de Poesía, de apenas 250 ejemplares, salió a pesar de los pesares, y que ulteriormente me brindó el ninguneo consciente y alevoso de los críticos locales y de muchos aficionados que por aquí pululan; también la admiración inusitada de seis o siete lectores que quisieron ver en este libro lo que ni yo mismo soy digno de ver muchas veces.

Para empezar, quisiera expresar mi agradecimiento a todas las personas que, de un modo u otro, facilitando u obstaculizando el proceso, han contribuido a que este libro que hoy se presenta sea una realidad física, un objeto palpable y asequible al tacto y al bolsillo (650 pesetas en cualquier librería); todas esas personas, las que lo han defendido y también las que lo han ofendido, si se puede decir así, están igualmente implicadas en el entramado, en la ardua peripecia que conlleva toda edición de un libro, y, por tanto, todas estas persona han propiciado que el desenlace haya sido éste y no otro. También os tengo que agradecer a vosotros, a todo y cada uno de vosotros, el que os hayáis acercado hasta aquí en una tarde-noche que probablemente invita más a otras cosas; os miro y siento que desde este momento sois vosotros, lectores potenciales, los auténticos protagonistas de la historia, y pienso que este libro ya puede llamarse dichoso si va a contar con el juicio crítico y la mirada inteligente de lectores como [...].

En fin, vayamos al asunto. Este libro fue advertido y anotado en su mayor parte durante la primavera de 1991; después, a finales del 93, lo sometí a un saneamiento precipitado que sólo dio algún fruto en una versión ulterior, más meditada y casi definitiva, en agosto del año 94; su configuración actual, que es la que he dado a la imprenta tras revisar e incrementar notablemente aquélla del 94, está fechada en el mes de mayo de 1997. Lo que significa que este volumen -que por cierto no alcanza los 400 versos- ha necesitado unos siete años para dibujar su rostro, y otros dos años más para mostrarse a los lectores en su formato comercial.

Lo que yo puedo decir de este libro no es mucho, salvo que es, comparado con los otros míos, anteriores, muy distinto en su voluntad estética y muy distinto también en las premisas comunicativas que impone al lector. Además, sospecho que necesita de ese lector no ya su colaboración más o menos partícipe y más o menos cómplice, lo cual es común a todos los libros que se escriben y se editan, sino que le exige a ese lector un compromiso estético radical y una disponibilidad que va mucho más allá de la mera lectura de poemas tal y como se entiende en nuestros días. El prologuista, Martínez de Paco, lo advierte, creo, con inequívoca contundencia; dice así en el prólogo:

"Sepa de antemano quien se acerque a este libro que no hallará en él ninguna concesión, ninguna facilidad, ningún sosiego".

Me he referido antes a la voluntad estética que está en el origen de este libro, y voy a resumir aquí, o voy a tratar de resumir, lo que hoy tan sólo es un recuerdo de aquella voluntad lejana que lo provocó: yo quería, o pretendía, que las palabras, por así decirlo, antecedieran a la propia imagen que proyectan o que las proyecta, y que esas palabras se me impusieran como formas de un ritmo y de una música que todavía no significase nada en la conciencia, o al menos que no significase nada que pudiera ser interpretado ipso facto y con el visto bueno del diccionario de la RAE; quería que las palabras se asociaran entre ellas atendiendo apenas a la mínima exigencia de su desnudez caótica, o aparentemente caótica, claro, y que solamente fuesen fieles a esa lógica de lo lírico que en muchos poetas, o en algunos poetas, es previa a toda manipulación semántica. Es a esto a lo que yo llamo inspiración, o intuición, o sentido poético, es decir, eso que nos extraña y que advertimos antes incluso de que sepamos traducirlo o necesitemos razonarlo con argumentos lógicos. Esto mismo yo lo he percibido leyendo a César Vallejo, por ejemplo, e incluso en algunos versos de José Ángel Valente (ignoro si habrá alguna relación académicamente sostenible entre Vallejo y Valente, pero así es como lo siento hoy).

De esta forma fueron brotando los versos, o más bien los 'necedos', de este Necedarius, sin que ni yo fuese muchas veces consciente de la vaga lucidez lírica que de tarde en tarde me despertaba con palabras y sugerencias. Pero hacía falta una clave, una pauta, o un criterio que organizase significativamente aquel caos aparente, y esa llave maestra la encontré, por casualidad (como siempre ocurre), mientras releía y subrayaba el Tractatus de Wittgenstein, un libro de filosofía, o de lógica de la filosofía, en el que yo, un neófito, creí ver entonces una particular magia argumentativa y expositiva, una sintaxis semánticamente chocante, a medio camino entre el aforismo poético, el juego de ingenio, la más sesuda de las reflexiones y la abierta tomadura de pelo. Un ejemplo:

"La figura, sin embargo, no puede figurar su forma de figuración; la muestra".

Otro ejemplo:

"Sea dicho de paso: los objetos carecen de color".

Otro más:

"Para reconocer el símbolo en el signo debemos tener en cuenta si se usa con significado".

Otro:

"La lógica precede a toda experiencia -que algo es así. Es antes que el cómo, no que el qué".

Y por fin:

"Ética y estética son lo mismo".

En un breve sondeo entre los primeros lectores, todos amigos o conocidos (por lo tanto habrá que relativizar sus opiniones), las palabras y expresiones que más he escuchado para calificar este libro han sido: complejo, vanguardia, anormal, elitismo etílico, genuino, sublime, absurdo, incomprensible, paranoia verbal, engreido, broma de dudoso gusto, insolente, inactual e inesperado. De todas ellas, a mí la que más me gusta es esta última, 'inesperado', quizá porque esta palabra de alguna manera admite en su significado más profundo otras que a mí me parecen muy saludables para la poesía, como 'extraño' y 'sorprendente', 'imprevisible', en suma. De lo que no me cabe duda, en cualquier caso, es de que se trata de un libro difícil de explicar, de un libro que yo no sé explicar y que no me atrevo ni a intentar explicar, porque si hay alguna explicación entiendo que es la que cada lector sepa extraer. Un poema, como cualquier obra de arte, no significa: es. Si vamos a una exposición de pintura y le preguntamos al autor: ¿eso qué es?; el autor probablemente nos dirá: ¿no lo ves?, eso es un cuadro. Y si insistimos en lo mismo: sí, sí, un cuadro, por supuesto, ¿pero qué representa, qué significa lo que está pintado en ese cuadro?; él seguramente nos dirá que representa el mundo, o una parcela del mundo que él percibe y concibe, y que, con un poco de suerte, quizá también represente una parcela del mundo que nosotros -los espectadores, los lectores- percibimos y sentimos, momento en el que tiene lugar la chispa de la comunicación estética. La poesía es lo mismo, pienso yo.

Y ya me callo, porque, como escribió el filósofo, "de lo que no se puede hablar, mejor es callarse".

miércoles, 14 de enero de 2009

PRÓLOGO APARENTE

Concluido este Necedarius, viceversas, etc., allá en la primavera de 1997, le remití una fotocopia a un antiguo amigo de correrías librescas, el malogrado Jorge Martínez de Paco. Su entusiasmo fue tan desconcertante y desmedido que rápidamente le sugerí que redactara una suerte de prólogo para una probable edición, a sabiendas de que propiciar esa edición no sería tarea fácil; el resultado son estos cinco "intentos" que ahora transcribo, y que, en efecto, tras diversos avatares, figuran al frente del libro que se imprimió bajo el sello del Aula de Poesía de la Universidad de Murcia (nº 7, Murcia, 1999):
Si hablamos de literatura, hay dos cosas que me repugnan por encima de las otras: el listado de los títulos más vendidos y los prólogos de encargo. Éste lo es; así que basta.
(Primer intento)
Desacralicemos la noción de arte, que algunos entusiastas se atreven a escribir con A mayúscula.
Hasta no hace mucho, yo pensaba -parapetado en la absoluta intransigencia que asiste a los juicios más célibes- que el buen crítico debía obedecer las reglas preclaras de la objetividad y situarse a distancia del objeto de su crítica, antes de decidirse a abrir la boca. Hoy, en cambio, me maravilla la perfecta urdimbre sobre la que a menudo se sostienen los juicios más equívocos, por no decir equivocados. Y es que no: el buen crítico ni es objetivo ni es distante, sino todo lo contrario. Se apasiona o no, conecta o no, percibe o no la esencial diafanidad que contiene toda obra de arte; quiero decir: toda creación humana que brote con una decidida voluntad de permanencia, más allá de sí misma y más allá de quienes la autorizan y la gozan o padecen en un momento dado. El arte, su concepto, es tan mutable como puedan serlo las generaciones de los hombres, y, por ende, las generaciones de los críticos. La obra, ese objeto creado, es arte en tanto que se proyecta hacia nosotros como un valor estético universal que nos enriquece y vigoriza, y este milagro ocurre o no ocurre solamente en virtud de las sensibilidades de los tiempos.
(Segundo intento)
A mí no me costaría demasiado esfuerzo ensartar a continuación un par de párrafos comedidos, aparentes, que afirmen sin tapujos la excelencia de las páginas que siguen, su radicalismo intuitivo, su deliberada contención, su firmeza lírica. Pero entiendo que todo sería en vano, y el derroche de papel y de tiempo, sin duda, irreparable. Además, cualquier prólogo, concertado o no con el autor, acaba erigiéndose en el excremento menos útil de cuanto, con más o menos tino, presenta y anticipa. Vale, pues.
(Tercer intento)
Ésta es mi primera aproximación crítica a un texto, y juro que será la última. Mi amistad con el autor ha sido la culpable.
Leí el manuscrito el mismo día en que me lo proporcionó, a finales de mayo, en apenas nueve minutos de reloj. Luego tardé casi tres días en releerlo de verdad, como a mí me gusta, procurando aprovecharlo al máximo. Entonces anoté cosas así: "Se sitúa a medio camino entre una imaginería de intuición vanguardista y una suerte de poética del caos que bucea, de un modo apasionado y muchas veces visceral, en las posibilidades magníficas que nos depara nuestro idioma". Y también: "Sepa de antemano quien se acerque a este libro que no hallará en él ninguna concesión, ninguna facilidad, ningún sosiego". No sé si suscribo estas palabras, pero siento que siempre irán a la zaga de aquellas otras que supieron suscitarlas.
Ahora, enzarzado en la segunda relectura, sé -y no puedo explicarlo- que se trata de un libro interminable. ¿Qué más puedo añadir a su favor?
(Cuarto intento)
No todo está dicho, ni escrito. Puede ser que los temas sean los mismos, pero el modo de decirlos lleva implícita su reformulación definitiva. El mismo ocaso es distinto según los ojos que lo ven, según los labios que lo traducen, según la fe de quien lo interpreta. Pasen y lean, sin más.
(Quinto intento)

En Trieta, a 13 de Junio de 1997
JORGE MARTÍNEZ DE PACO

miércoles, 31 de diciembre de 2008

3.55

Ya no persiste
Nada

Son las uñas
El señalado estigma
Del estío

martes, 30 de diciembre de 2008

3.541

Redimir
Ese redondo verbo
Que es más / Y más
Resabio a sustantivo

lunes, 29 de diciembre de 2008

3.54

Definitivamente
El hueco
La palabra o el puente
Que nos tiendo

domingo, 28 de diciembre de 2008

3.53

El vaso es / Un estigma
Una razón de vidrio
En la garganta / Rosa
Del esteta

sábado, 27 de diciembre de 2008

3.521

Hostil a la penumbra
Te requieren mis restos

viernes, 26 de diciembre de 2008

3.52

Acontece que a veces persevera
Hasta el adiós
En sus perversos goznes

miércoles, 24 de diciembre de 2008

3.51

Epístola de luz
La diurna espiga
Amainando / Pereciendo
De súbito en las hoces

martes, 23 de diciembre de 2008

3.5

Arenosa fruición
Prende en agostos

En húmedos manjares
Me aficiono

lunes, 22 de diciembre de 2008

3.45

Esfinge azul / Por ti
Clama mi espada
El ondeado brazo
Que la esgrime
Cuando la invocas / Tú

domingo, 21 de diciembre de 2008

3.44

Adolecer recelo / Adolecerlo
O revolcarse en su adorable asedio

sábado, 20 de diciembre de 2008

3.433

Cumbres de luz
Tus pechos / Donde acecha
Nuestro negro lugar
Luna de sombras

viernes, 19 de diciembre de 2008

3.432

Vertiginosa pulcritud
De meteoro
Hace noche / Y hogar
En tus rodillas

jueves, 18 de diciembre de 2008

3.431

Arriesgo todo lo que albergo
Y dejo
Entre sus dedos tibios
Mi condena

miércoles, 17 de diciembre de 2008

3.43

Muerdo el pie
Que te lleva
Para llevar en mí
Su ministerio

martes, 16 de diciembre de 2008

3.421

En ella
Participo del ocio
Sin excusa / Del excusado don
De la renuncia

lunes, 15 de diciembre de 2008

3.42

Como un balcón
Tu espalda

domingo, 14 de diciembre de 2008

3.41

Llave bella
Tu boca / Cabo rojo
Que alumbra
El laborioso emblema
Como estrella

sábado, 13 de diciembre de 2008

3.4

Amadísimo amor / Amo
La efigie que presidió el jardín

No sus primores

viernes, 12 de diciembre de 2008

3.34

Releo al vuelo
El insondable adverso

Un centelleo atroz
Cálido y hielo
Se respira en sus briznas

jueves, 11 de diciembre de 2008

3.3321

Usurpando tu gracia
Los pronombres

miércoles, 10 de diciembre de 2008

3.332

Para ganar
La luna que me ofrendas
Qué indigencia
Nombrarte

martes, 9 de diciembre de 2008

3.33111

Enhebro lunas y barajo espejos

Lunático me apodan / No espejeta

lunes, 8 de diciembre de 2008

3.3311

Desangrarme en el crepúsculo
Que evocas / Noble espejo
Desgranarme entre carmines
A destiempo

viernes, 5 de diciembre de 2008

3.331

Luna plena
Ojo probo
De intermitentes lágrimas
Punzado

jueves, 4 de diciembre de 2008

3.3

Adulador de espejos
Efímero narciso

miércoles, 3 de diciembre de 2008

3.32

Avariciosamente satisfecho
El cuerpo enjuto
Busca
El sollozo ya extinto
La marital caricia avariciosa

martes, 2 de diciembre de 2008

3.312

Loco soy porque indago
La delicada cumbre
Que te encumbra

Loco soy de encumbrarte

lunes, 1 de diciembre de 2008

3.311

Acaparo del beso su pereza

domingo, 30 de noviembre de 2008

3.31

Ebrio sobre la taza
Hago en número mil / Y una cabriolas
Genuflexiones
Silbos
Actos que son de amor / No de cordura

sábado, 29 de noviembre de 2008

3.3

Ahora
Finjo oblongas latitudes
Erizadas praderas / De bruces
Al subverso

viernes, 28 de noviembre de 2008

3.231

A menudo los ejes
Son las formas
Fidelidades glaucas / Conjeturas
Que entre los dedos tiemblan
Del esteta

jueves, 27 de noviembre de 2008

3.23

Miro la curva
Ese registro regio
Que en mis labios
Sin los tuyos
Obra

miércoles, 26 de noviembre de 2008

3.22

Inmaculada tú
Si hablas de incienso

martes, 25 de noviembre de 2008

3.2121

Porque me ahoga
El mar / Presentimiento
Nado al fui
Desde el soy

lunes, 24 de noviembre de 2008

3.212

Rumbo a dónde / Preguntas
Y te respondes
Tú / Brújula y norte

domingo, 23 de noviembre de 2008

3.211

Del naufragio perfecto
Que procuras
Búscame entre los restos

sábado, 22 de noviembre de 2008

3.21

Brama el mar / Una roca
De adolescente anverso
Coquetea a la espalda
De la ola

viernes, 21 de noviembre de 2008

3.2

Fibra que al desvarío
Te proclamas
Adicta / Me con-
-Sagro a tu himno

jueves, 20 de noviembre de 2008

3.15

Bendigo yo / Mas soy
Floja veleta
Cruz y envés / Tal vez
Mendigo

miércoles, 19 de noviembre de 2008

3.141

Abriga un son
De luz
Que no nos colma

Mas sueña que sondeamos
Su designio

martes, 18 de noviembre de 2008

3.14

Por el remanso dual
De la nostalgia
Sufre / Forja / Decreta
Sus cansancios triviales
El remero

lunes, 17 de noviembre de 2008

3.13

Trunco de sol
Rodante el gris
Acaricia / Del viento
La paloma

sábado, 15 de noviembre de 2008

3.12

Ferozmente amamanta
La leona
Feroz
Al cachorrillo
Felinamente hambriento

viernes, 14 de noviembre de 2008

3.112

Pues basta un sólo adiós
Para instaurar en el cristal
La niebla

jueves, 13 de noviembre de 2008

3.111

Siento nocturno
El peso de los astros
Bajo el espeso rastro
De aquel no financiero

miércoles, 12 de noviembre de 2008

3.11

Goloso de perfil
Lamo el reducto
Y a lametazo
Lo desgloso / Vivo

martes, 11 de noviembre de 2008

3.1

Hábilmente
El arquero
Vuela en el desenlace
Hacia el objeto

lunes, 10 de noviembre de 2008

3.03

Del necedo
Que fui
Emergen los imperios
Prolíficos
Del llanto

domingo, 9 de noviembre de 2008

3.02

Pero del centro
Qué libar
Sino su lenta lobreguez
Su desmayado lácteo

sábado, 8 de noviembre de 2008

3.01

Sinceridades necias / Necedarius
De repente nacidas
Como indicios

viernes, 7 de noviembre de 2008

3

Necedo
Vertedero fatal de mis zozobras
Proeza

jueves, 6 de noviembre de 2008

2.521

Por fin / Tan viceversa
Como las constelaciones del olvido

miércoles, 5 de noviembre de 2008

2.52

Reverenciar
Azul
Prostituirse

Infinitos proyectos que no apremian
O brazos hacia el símbolo que agotan

martes, 4 de noviembre de 2008

2.511

Palabrerías
Ritmos varios
Virtud de los subtítulos
Fragmentos de fracaso

lunes, 3 de noviembre de 2008

2.51

Por algo
Dinteles de otro invierno
Nos buscan sustantivos y glaciales

domingo, 2 de noviembre de 2008

2.5

El viento

Ráfaga en gris
Cruza el olimpo

Después serán los nombres

sábado, 1 de noviembre de 2008

2.42

La hora fue dictada
Del puñal y del pecho

viernes, 31 de octubre de 2008

2.41

Tú / Gorrión primero
En mi nido de niño / Tú

jueves, 30 de octubre de 2008

2.4

Mas llegó la hora
Del frío / De las venanillas

miércoles, 29 de octubre de 2008

2.32

Nos colma
Su oceánica avaricia

Su rito sumergido nos azora

martes, 28 de octubre de 2008

2.31

Cada constelación que tú conciertas
Vierte sobre mi estrella su liturgia

lunes, 27 de octubre de 2008

2.3

Ebria adolescencia
Hecha añicos
A ras de la promesa

En tu ovación de antaño
Como el eco
Persisto

domingo, 26 de octubre de 2008

2.2

Si he mordido
La boca inaplazable
Los dientes con sus frutos

Si he violado la enigma que te informa
En la noche tristísima
Remota

Si esto fue así / Blasón que oteo
Mi dicha se subasta en estas cosas

sábado, 25 de octubre de 2008

2.13

Música negra y musa
De neruda a don pablo

Nueve coitos nueve caracolas

Viceversa en la isla
Mientras nieva

viernes, 24 de octubre de 2008

2.121

En paralelo al par
Irrumpe su tangente

Denostado matiz
Que el hueco entre los cuerpos
Corrobora

jueves, 23 de octubre de 2008

2.12

Por qué no registrar este horizonte
Bajo el rodante anhelo de otro beso

miércoles, 22 de octubre de 2008

2.11

El hábito de la tristeza
Se negocia en la calle de los higos
Junto a los aeroplanos y las rosas

Entonces zumbas tú
Magia del cielo

martes, 21 de octubre de 2008

2.1

Y hago inventos de néctar
Cócteles que oscilan
Voraces
Como aves de luz
De labio a labio

lunes, 20 de octubre de 2008

2.02

Así pues
Cada espiga nocturna
Esplende en los balcones
De otro acero

domingo, 19 de octubre de 2008

2.01

Regodearse sabe a precipicio
Como labios al alba

sábado, 18 de octubre de 2008

2.

El arte es compromiso y es sigilo

viernes, 17 de octubre de 2008

1.5

Ergo
El arte es compromiso y es sigilo

miércoles, 15 de octubre de 2008

1.411

Lo que nos inmortaliza es el silencio
Verdor sin coartada
Pellizco verdadero

martes, 14 de octubre de 2008

1.41

He muerto ayer pero he muerto
Conmigo

El epitafio es noble si son nobles
Los labios que repiten el misterio

lunes, 13 de octubre de 2008

1.4

Sombras ya
Cadáveres
Que hilvanan su estrategia
Sobre el modelo lento del cadáver
Que soy desde que fui

domingo, 12 de octubre de 2008

1.33

Vidriosa soledad
Nonagenarios espectros de mujeres
Voces y jardines
Epidermis manidas

Vidriosa anacronía
Con sus etcéteras

sábado, 11 de octubre de 2008

1.32

Buen día para suicidas
En la cresta
Gloriosamente eufórica
De tanto despilfarro

Ebrios de generación
Golosos de naufragio

Buen día

viernes, 10 de octubre de 2008

1.312

Agradece al alcohol
Sus lunas de pesadilla

Agradece los dones

Agradece el estigma

1.311

El viejo audaz de la taberna
Desmenuza
Pálidos pluscuamperfectos de presente
Aleluyas etílicos
Brunetes y guernicas
Cefaleas

jueves, 9 de octubre de 2008

1.31

Etiqueta
De un frasco que no es tiempo

Goyesca fauna
En el cristal ahíto de los vasos

miércoles, 8 de octubre de 2008

1.3

Salvo la calcomanía de aquella nada
Todo es tristura

martes, 7 de octubre de 2008

1.21

Autopoetas
De
La
Autoexperiencia

Ah umbilical misterio
Ah melindrosa proeza
Ah mistérica diarrea

lunes, 6 de octubre de 2008

1.2

Versolibrista
Adulado anoche en un portal

Sobredosis de cinismo
Dicen
Y una rosa marchita
Pendiente de una vena

domingo, 5 de octubre de 2008

1.12

Hay ganas de quedarse
César
Plantado en este verso

Cual vallejo

sábado, 4 de octubre de 2008

1.11

Recitales de amor
Lunes que escarban y fenecen lunes
En los arrabaleros tangos
Sin destino

viernes, 3 de octubre de 2008

1.1

Plúmbeos suicidios en orgasmo emérito

jueves, 2 de octubre de 2008

1.03

Dime sólo tu acaso
Y cuanto alienta

Será nuestra revolución
O te he mentido

miércoles, 1 de octubre de 2008

1.02

Cada vuelo de honor
Huye de las pistolas masculinas
Y proclama su espasmo de colores

martes, 30 de septiembre de 2008

1.011

Postulo la casuística de un credo

Vasallos todos
Qué valen acertijos y premuras

lunes, 29 de septiembre de 2008

1.01

Redondeles de azul
Tibias esquirlas
En su abundancia de tactos y membrillos

Así este mármol
Célibe de muslos hemisféricos

domingo, 28 de septiembre de 2008

1.

Una moneda al viento
Es fe
Superstición

Mas decantado el vértigo que oficia